Aun con el regusto un poco amargo del abuso sufrido con los precios en
Chichén Itzá, un corto viaje nos llevó hasta Izamal, un precioso pueblo
colonial muy limpio y cuidado en el pudimos acampar a 2 metros de una
impresionante pirámide maya y ¡¡¡gratis!!! Todo gratis, campamento, visita a
las ruinas y agua para el tanque del camón. Aun no damos crédito.
Tan agradable fue el hallazgo que nos quedamos dos noches con su día
intermedio para disfrutar del pueblo y de las ruinas.
En la población destaca el convento de San Antonio de Pádua y la zona
arqueológica con una enorme construcción piramidal desde la que contemplamos un
bonito atardecer sin cargo adicional.
De allí a Mérida, con problemas en un neumático a la entrada de la ciudad
que sirvieron para comprobar, una vez más, que los mejicanos son una gente
genial.
Estábamos acabando la sustitución de la rueda pinchada cuando se paró un
auto cuyo conductor, Marcos, se ofreció para ayudar. Como ya habíamos terminado
le preguntamos por un “llantero” para reparar la rueda averiada y nos condujo,
precediéndonos con su coche, hasta el taller de un amigo en donde en veinte
minutos y por 5 € nuestra rueda quedó reparada y en su lugar. Marcos nos propone
entonces ir hasta la cercana base de autobuses en la que trabaja para hacer
unas fotos al camión, aceptamos y nos
encontramos con la más genial de las acogidas. Nos lavaron el camión (buena
falta le hacía), nos invitaron a comer y nos regalaron una gorra. Nos hicimos
fotos con todos, jefe y cocinera incluida (se lo mereció) y nos fuimos con un
gran sabor de boca dejando allí nuevos amigos.
El resto del día y el día siguiente nos dio tiempo para la visita del
centro de Mérida, que es una bonita y animada cuidad que estaba celebrando el
aniversario de la fundación de la ciudad en 1542 por Francisco de Montejo, “El
Mozo” registrándose en el acto 70 familias españolas y 300 naturales como
habitantes fundadores.
Dejamos Mérida con el ánimo un poco alterado al haber comprobado que el precio
de entrada a las ruinas de Uxmal (siguiente objetivo) era de nuevo una barbaridad. Decidimos no
visitarlas sustituyendo esa visita por la de otras cinco que figuraban como
importantes en nuestra guía sabiendo que el costo total de los 10 tickets no
llegaba al valor de una sola de las entradas de Uxmal.
Tres días después estábamos
celebrando el acierto de la decisión pues visitamos las zonas arqueológicas
llamadas Oxkintok, Kabah, Sayil, Labná y Edzná y si una fue genial, la siguiente
la superaba, hasta llegar a la última, Edzná, que nos dejó perplejos por la
magnitud y estado de sus edificios.
Hay que añadir además que todas las visitas se hicieron casi en soledad sin
las hordas de autores de selphies, ni el guía con cuarenta o cincuenta turistas
que no le hacen caso pero tapan el edificio en cuestión.
Nos felicitamos por la decisión tomada y cuando se vean las fotos
imaginamos que la mayoría estará de acuerdo.
Izamal:
Campamento al costado de la pirámide.
Plaza Mayor.
Exterior del patio del convento.
Interior del patio.
Ocaso desde la pirámide Maya.
Luna llena.
Mérida:
El palacio de la música.
Con Marcos y todos los amigos de Mérida.
Ruinas de Oxkintok:
Ruinas de Kabah:
Ruinas de Sayil:
Ruinas de Labná:
Ruinas de Edzná: